Los ponis islandeses deben hacer mucho ejercicio. Por eso, la yegua islandesa pasa todo el año en el pasto. Ni tan siquiera las condiciones meteorológicas más extremas son un problema para una raza tan fuerte y resistente como la de los caballos islandeses. Aun así, la cuidadora inspecciona los terrenos con frecuencia para asegurarse de que son seguros y que no hay ramas u objetos con los que pueda tropezar. También mira los cascos del caballo para comprobar si hay grietas. En cualquier caso, como la mayoría de ponis islandeses son muy fuertes y resistentes, la cuidadora siempre dispone de un poco de tiempo libre para dar un agradable paseo por el campo tras su jornada de trabajo.