El enorme Braquiosaurio puede verse desde lejos: su largo cuello es tan alto como una casa y sobresale por encima de las copas de los árboles. ¿Qué estará haciendo ahí? Está arrancando hojas y ramitas de las ramas con sus afilados dientes. Casi nadie se atreve a molestarle mientras come, porque impresiona su tamaño, pero también la piel de color rojo que le cubre todo el cuerpo, desde la cabeza, pasando por el lomo, hasta la punta de la cola. Es una forma ingeniosa de mantener alejados a sus enemigos. No le gusta nada pelearse, como a ningún vegetariano.